jueves, 24 de febrero de 2011

Como estar estupenda a los cuarenta


Nace la CUARENTAÑERA, CINCUENTAÑERA , SESENTAÑERA…


Recuerdo muy bien el dia que conceptualizé en mi cabeza que significaba tener 40 años, yo tenía 7 y me encontraba con mi madre y mis dos hermanas en Isla Cristina (Huelva), en una casa de campo, alejada del mundo civilizado y a pocos metros de la playa, entonces totalmente virgen y solitaria.
Mi padre había tenido que salir y teniamos que pasar la noche solas en ese lugar alejado de todas partes. Mi madre decidió llamar a una persona del pueblo, una tal MARI, para que viniera a dormir con nosotras. La MARI de marras, que venía pertrechada con una escopeta de caza, tenía el pelo muy canoso, corto y desarreglado, su cara estaba surcada de arrugas y su silueta a penas se dilucidaba debido a su especial vestimenta, gris, aburrida y poco femenina.  Recuerdo como mi madre nos tranquilizaba diciendonos, no os preocupeis, MARI sabe disparar la escopeta por si viene algún "bicho" (entonces se llamaban así). A nosotras nos parecía como imposible que la MARI, tuviese esa capacidad por que nos parecía viejísima, y teniamos la sensación de que seriamos nosotras la que cuidaramos de ella y no al revés.  Mari tenía 40 años.

Hoy las cosas ha cambiado. Todas vemos a las actrices de cine que aunque algunas recauchutadas de las operaciones estéticas, da gusto verlas.  
En nuestro dia a dia, por la calle, en una tienda,  en un restaurante, en la cafetería observamos a mujeres de 40, 50 e incluso de 60  que podrían conquistar a quien ellas quisieran. Modernas en sus peinados, innovadoras en sus ropa y en sus conversaciones.

A nivel laboral, las cosas deben seguir cambiando. En un artículo de la periodista  LUZ SÁNCHEZ-MELLADO de EL PAIS.com,  sobre "Explorando los cuarenta" me encontré con lo siguiente que transcribo literalmente:
"¿Desea algo, señora?.
Cuando César, un reponedor de supermercado con pocos años y menos luces, quiere humillar a Raquel, el personaje de Elvira Mínguez en Tapas, le basta con escupirle esas tres palabras a la cara. La trata de usted y de señora. Una impecable fórmula de cortesía que, dicha según y cómo, puede ser una carga de profundidad contra una mujer al filo de los 40 años. El mensaje cifrado con el que muchos dicen "ya no es joven, aún no es vieja" y muchas entienden "estoy fuera de la circulación". La Raquel de la pantalla ignoró al grosero del súper. Fue unos meses más tarde del estreno de la película, el pasado 29 de enero, cuando su intérprete se tomó la revancha.
Resplandeciente dentro de un esmoquin blanco, con el Goya a la mejor actriz de reparto por su Raquel de Tapas bajo el brazo, Elvira Mínguez, 40 años cumplidos, aprovechó su minuto de gloria en el prime-time televisivo para lanzar un desafío a los guionistas, productores, directores, exhibidores y demás miembros de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España presentes en la sala. Con otras palabras, vino a decir: "Las actrices de más de 40 años existimos y queremos trabajar. Hay miles de historias de mujeres de nuestra edad. Por favor: escríbanlas, prodúzcanlas, diríjanlas. El público las aprecia". El guante sigue en el aire".

Ya se lo dice Frances McDormand, la mítica policía embarazada de Fargo, a su amiga Holly Hunter en Buscando a Debra Winger. "Aguanta, Holly. Dentro de diez años se va a necesitar contar historias. Yo tengo 44, y tendré que hacer de señora de 54. Si no sucumbimos a la cirugía, vamos a acaparar el mercado"


Escrito por Esmeralda Diaz Aroca
y publicado con su autorización

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